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Foto del escritorJuliana Molina

Los regalos de la carencia




La carencia nos ha regalado el esfuerzo por las cosas, el valor de la abundancia, la posibilidad de encontrarla aunque llevamos días recordando lo que no tenemos y quisiéramos tener. La vemos en los paisajes, en los besos y abrazos, esos nunca nos faltan; en los amigos, en lo que nos divertimos y nos reímos.


Hemos gritado de alegría cuando logramos aquellas cosas que nos han tomado años conseguir.


Ayer en medio de las reflexiones del paseo, de un viaje que hacemos al mismo lugar con frecuencia y donde siempre tenemos experiencias diferentes y abundantes, tuvimos la siguiente conversación:


E: - Mamá, soñemos, ¿cómo sería si en diciembre pudiéramos ir a la playa y a los llanos?


Mamá: - Sí, soñemos, ¿qué haríamos?, ¿a qué playa quieren ir?


E: - ¿Cuánto dinero necesitamos?, ¿Cómo hacemos para lograrlo mamá?, yo te ayudo.


L: Vendamos algo juntos para ahorrar


E: Yo pongo todos mis ahorros de la alcancía para que lo logremos


Papá: Yo también


Mamá: Yo también


L: Yo también


A: - Yo quiero un celular


E: Es mejor viajar que un celular


Mamá: - Les propongo dos cosas, la primera que todas las noches nos visualicemos en la playa y después en los llanos, que nos imaginemos allá, haciendo este sueño realidad.

Y la segunda es que el otro viernes cada uno llegue con 5 ideas de cómo podemos hacer para generar ingresos extras en pro de ese paseo, donde todos ayudamos.


E: - Me imagino en la playa de día y en la tarde con varias bolsas de las compras.


L: - Sí, yo quiero ir pero muchos días, no vayamos a los llanos, solo a la playa


Papá: (ojo aguado)


Mamá: - Si, vamos a soñar y seguro lo vamos a lograr.

Vamos a visualizar


Esta conversación es la mejor manera de ejemplificar lo que nos ha significado esperar para tener lo que soñamos.



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