En una conversación, me di cuenta de la inmensa carga que las mujeres siguen soportando, a pesar de todos los discursos y muestras de libertad que puedan escuchar. Sin embargo, no me doy por vencido en mi deseo genuino de verlas libres.
He aprendido que las mujeres pueden anhelar el placer, expresar sus deseos y pedir lo que quieren sin sentir vergüenza. También, pueden promover encuentros sexuales sin que esto afecte su dignidad o valía. Mis preocupaciones giran en torno a las habilidades que deben adquirir para identificar y alejarse de lugares hostiles, establecer límites apropiados para evitar el maltrato físico o emocional, y reconocer entornos sanos en contraposición a los tóxicos.
Sí, hijas, pueden vestirse como deseen, coquetear y pedir lo que quieran. No necesitan "hacerse desear" para tener relaciones saludables, sino que tienen el derecho de desear y pedir lo que desean sin temor a que su dignidad y valía se vean amenazadas. En un entorno libre de machismo, no se puede justificar la violencia basándose en la longitud de las faldas o los escotes. Sí, hijo, las mujeres también tienen deseos y están aprendiendo a expresar lo que quieren y necesitan. No debería asustarte. Una mujer que se conoce a sí misma puede ser honesta y clara en sus relaciones con los demás.
En mi opinión, hay conocimientos y características que elevan estos aspectos a un nivel más humano, energético y consciente. Lo que nos diferencia de los animales, además de nuestra capacidad de razonar, sanar heridas y moralizar nuestras acciones, es nuestra capacidad de sacralizar los momentos más básicos, como comer y tener relaciones sexuales. Tenemos la capacidad de contenernos, de adornar, de seducir, de crear y de reconocer que, además de ser acciones de supervivencia, son también oportunidades para mostrar adoración y respeto hacia lo que somos, lo que sentimos y lo que amamos.
Asegúrense de sacralizar esos momentos. Recuerden que no existen encuentros sexuales que no afecten las emociones y la psicología, incluso cuando son inesperados y fugaces. Nuestra humanidad implica que el sexo es una experiencia que involucra el cuerpo, la energía y la emoción. No son simples experiencias físicas, precisamente porque no somos animales. Espero que esta información les dé las herramientas para recordar que, aunque tienen derecho a expresar su sexualidad como deseen, siempre estarán lidiando con mucho más que eso. La libertad no es el fin en sí misma; debemos ser libres para guiar nuestras acciones.
Lo que me gustaría que tengan siempre presente es que no hay ninguna justificación para el irrespeto, el maltrato, la manipulación o la violencia. Lamentablemente, esto se ha normalizado en la sociedad, a menudo con justificaciones infundadas. Esto nos lleva a tolerar el maltrato debido a creencias culturales fuera de contexto que nos infunden miedo.
Esto no significa que una persona violenta o irrespetuosa sea inherentemente mala. Juzgar a las personas de esa manera es innecesario y contraproducente. La empatía debe prevalecer sobre los juicios, siempre que sea posible. Lo que es importante para mí es que sepan que pueden elegir alejarse de esos lugares hostiles, tomar distancia y confiar en que la vida será buena con ustedes. La violencia es injustificable, y hay muchas formas de manifestarse. Así que alcen la voz y aléjense de esos lugares, incluso si eso significa perderse la luminosidad de una esquina, siempre habrá lugares más iluminados.
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