Más allá de la Crianza
El primer libro que me atrevo a compartir.
Un texto sobre mi experiencia personal maternando. Sin verdades absolutas, con invitaciones permanentes a reflexionar sobre diferentes temas que acompañan el camino de la crianza que también ha sido para mí, un encuentro personal profundo y honesto.
Introducción
" El monstruo de la crianza es un miedo con forma que poco a poco, o por temporadas, deja de serlo, y en otras épocas lo es con muchas caras espeluznantes. De cualquier manera es la invitación más enfática para mirarnos a nosotros mismos como adultos responsables de nuestras vidas y emociones. A veces resulta aterrador, otras ocasiones es un muñeco de peluche y la mayoría de momentos es una amenaza constante contra la vida que esperamos tener. Nos sentimos constantemente en riesgo emocional o físico, desafiados, retados, en alerta porque el peligro es inminente. Nos pasa que tenemos dosis de amor intenso, profundo y verdadero que estimula nuestra perseverancia y confianza en que en algún momento saldremos vivos y bien de esta locura amorosa y aterradora de criar.
He pasado los últimos 15 años de mi vida explorando, estudiando y practicando las difíciles y complejas formas de criar y educar. En ese camino me he encontrado con diferentes teorías y prácticas que me han confundido, otras que me han retado y en ese tránsito me he visto también con muchos miedos y espejos imposibles de evadir. Entre ellos, el hablar de la crianza como lo haré acá.
Para llegar a este lugar he tenido que transitar con curiosidad el camino a una verdad que no es universal y que algunos encontrarán poco atractiva o resonante, y ya estoy bien con eso, porque por mucho tiempo intenté convencerme de que había una única y mejor manera de criar a los niños y que yo estaba en el camino correcto para ese cometido. Eran muchos los esfuerzos y las incomodidades para que no lo fuera, pero la vida me fue mostrando sus sutilezas y sus colores.
La realidad es que no, creo que difícilmente hay una única o mejor forma de hacerlo, considero que en el universo de la infancia y adolescencia hay muchas maneras de acertar o equivocarse y que el aprendizaje está entonces, no en la estrategia que vamos implementando, sino en la capacidad que tenemos de darnos cuenta cuando acertamos o nos equivocamos para corregir rápidamente; como quien hace una pauta en internet cuando no le funciona y puede actuar en horas para cambiar el mensaje y optimizar sus resultados.
Al saber que no hay una única y mejor forma de hacerlo, me ayuda mucho en este intento de compartir mi experiencia y perspectiva sobre la crianza, especialmente para no ponerme en un lugar superior al escribir y compartir lo que considero pueden ser mejores elecciones al momento de acompañar a otros, desde un lugar humilde y honesto sin pretensiones irresponsables.
He hablado de la crianza, de las estrategias para no morir en el intento, he compartido mi intimidad y las de mis hijos y en ninguno de esos escenarios me he sentido cómoda, porque me ha faltado alzar la voz para decir desde un lugar honesto que no tengo la verdad absoluta, esa que es buscada constantemente por los cuidadores de niñas, niños y jóvenes.
Estamos acostumbrados a buscar respuestas para todo e hiperprepararnos porque nos enseñaron a dudar de nosotros todo el tiempo, vivimos en un mundo donde las respuestas suelen estar afuera, en el conocimiento y el saber, hoy en Google. La maternidad es algo para lo que te entregas, no para lo que te preparas. Te pide saltar a un ambiente sin respuestas y esa es gran parte de la dificultad. Las respuestas están generalmente en lo más profundo de ti, no pasan por la mente, no cargan traumas ni ejemplos, son coherentes solo con el amor.
De la crianza y en realidad en todo lo que tiene que ver con el otro, no se puede desconocer, que lo que sucede en el “mientras tanto” es un encuentro de dos humanidades y con ellas es normal el conflicto. Mi teoría dice que en la misma proporción en la que encontramos conflictos, hay posibles soluciones, o incluso algo más. En ese sentido, me gusta pensar que siempre hay muchas respuestas o posibilidades, el reto es ir explorando y probando, teniendo dos premisas presentes: nos debemos respetar en los intentos y las necesidades de ambos deben ser atendidas. Como dicen en la Comunicación Noviolenta, tendremos crisis de imaginación, y en este como en ningún otro escenario, tendremos que volver a intentarlo hasta encontrar la mejor posibilidad para todos. Renunciar o aceptar el desencuentro serán nuestras últimas alternativas, porque se trata de nosotros y de nuestros hijos, que para la mayoría son lo más amado.
La crianza exige entrega y voluntad de presencia, consciencia y responsabilidad. Que tengamos la intención de ser responsables, conscientes y presentes aunque no lo logremos. En la presencia es que logramos estar disponibles y atrapar las necesidades que van emergiendo de los hijos. La consciencia nos invita a estar atentos de lo que nos pasa, dispuestos a aprender. La responsabilidad implica sostener y acompañar el crecimiento de los hijos y la entrega es la única receta infalible para criar."
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